El camino desde el África subsahariana hacia Europa está trufado de peligros para las personas que lo emprenden. Uno de ellos es la presencia de mafias. En la frontera entre Marruecos y Argelia, por ejemplo, están asentadas mafias procedentes de Nigeria, que se caracterizan por su "extrema crueldad" y que tratan de trasladar a España sus negocios delictivos. Ubicadas en la ciudad de Maghnia, ejercen la violencia con amenazas de vudú, esclavizando y prostituyendo a sus víctimas. Una mujer paga 50.000 euros por su traslado a Europa.
El pasaporte y 500 euros son toda la mercancía que estas mujeres llevan consigo para cruzar el Mediterráneo desde Mauritania o Argelia. Pagarán 100 euros por cruzar en patera. Su vida adquiere carácter de tragedia a través de violaciones rituales. Además, se utiliza a sus hijos/as, ya que un/a menor garantiza la permanencia de la adulta que lo lleva hasta Europa.La prostitución y la explotación de niños es el trasfondo de esta dinámica.
Todo un proceso delictivo que también pasa por España y que requiere de la cooperación policial entre los países emisores de inmigrantes y los receptores para garantizar que esta transgresión de los derechos y libertades fundamentales sea por fin interrumpida. Los derechos del/la niño/a y de la mujer deben ser atendidos y se deben llevar a cabo políticas conjuntas que impidan este desastre humanitario.
Kiko Cabanillas.
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