23 de agosto de 2018

Lago de Reflexiones: aprender de las migraciones


¿Emigramos o acogemos inmigrantes, qué hacemos?

Cuando yo era pequeña estudiábamos en el colegio el fenómeno de la emigración española y recuerdo que era muy sangrante la cantidad de personas de toda España, pero especialmente de Galicia, al menos así lo recuerdo yo, que salieron del país y que no han regresado jamás. Sin ir más lejos, allá por el año 1990 el Gobierno de la Xunta de Galicia de Manuel Fraga llevó a cabo un programa de actividades en las que nietos de gallegos emigrados de Galicia entre 1906 y 1957, venían desde Argentina, Venezuela, Chile y otros países de América del Sur, a conocer Galicia y a conocer a otras personas de su misma edad oriundas de esta comunidad.

Mi recuerdo de aquel encuentro intercultural (todavía a día de hoy) es que me enriqueció muchísimo y me abrió mucho los ojos a ver de otra forma a gente que hablando el mismo idioma usaba otras palabras, una fonética diferente, y todos aprendimos, enseñando y compartiendo. 

De hecho hay una anécdota que me gustaría compartir. ¿Por qué en Argentina se llama “gallegos” a todos los españoles? Precisamente por el elevadísimo porcentaje de gallegos y por haber sido de los primeros en llegar, así pues no seamos ignorantes. Y aprendamos todo lo que podemos compartir con la gente de fuera de estas fronteras.

Por cierto quién no recuerda, igual seré yo muy mayor para compararme con quienes me leéis, a Paco Martínez Soria interpretando papeles de emigrante español en Alemania, y películas similares. Alemania, Francia, Suiza, Reino Unido y otros países europeos han sido tradicionalmente acogedores de emigrantes españoles. No recuerdo que nadie regresase empobrecido o malogrado, ni recuerdo que, en aquellos tiempos, hubiera tantas muertes de emigrantes españoles en el camino. Aquí algunos datos históricos sobre emigraciónPorque las rutas eran seguras y porque no había la ignorancia que hoy hace de mecha para expandir el Discurso de Odio que hay, tanto en las calles, como en las Redes Sociales.

¿Y qué me dice la gente de la relevante emigración de jóvenes universitarios que terminan su formación científica en el extranjero y que en muchas ocasiones no retornan? ¿Esos también son discriminados?

¡Qué curioso, aquí aceptamos que una persona inmigrante estudie en nuestro colegio, en nuestro instituto, que trabaje en nuestra empresa, que viva en nuestro edificio! Pero cargamos miserablemente contra el que está en la calle, contra el que no encuentra trabajo, contra el que se busca la vida de una forma alternativa para subsistir y malvivir, a ese lo detestamos, los discriminamos con la mirada o con la indiferencia. Demostrando que nuestra ignorancia puede ser supina.

A finales de 2008 se contabilizaban 34.000 emigraciones de españoles, pasando a más de 56.000 en 2012. Hay que saber darse cuenta de que la emigración española también ha crecido en cifras y no ver solamente la inmigración extranjera como un problema. Entre que se retrasa la edad de reproducción y se reduce la cantidad de hijos por núcleo familiar, la pirámide demográfica española es regresiva y estamos envejeciendo sin una renovación generacional que garantice nuestro crecimiento. En lugar de quejarnos de las llegadas de inmigrantes deberíamos darles las gracias y acogerles con los brazos abiertos, porque sin ellos el futuro de España está abocado a un oscuro y profundo agujero negro.

Es tan rica la interculturalidad, que conozco a una chica que es venezolana, de padre gallego y madre húngara y ahora vive en Canarias, ¿cómo podría darnos la vida mayor riqueza que ésta? Tenemos que aceptar e integrar a la gente migrante.

Beni Lago Fernández

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