Las mujeres implicadas en procesos migratorios alcanzan a nivel mundial -según datos de la ONU- los 95 millones. Representan más de la mitad en los movimientos procedentes de Europa, Oceanía y de la antigua Unión Soviética; en torno al 50 por ciento en el caso de América Latina, Caribe y América del Norte, y son minoría en África y Asia. El género es una variable estructural de primer orden que afecta a todos los procesos sociales y que organiza el conjunto del sistema socioeconómico.
De manera genérica, los hombres emigran por razones económicas y las mujeres por razones sociales. Las mujeres emigran a menudo solas y siguen patrones migratorios distintos a los de sus homólogos masculinos. Si bien también por razones económicas, las mujeres emigran por la búsqueda de nuevos horizontes, salida frente a situaciones de violencia o conflictos de pareja y para alcanzar nuevas oportunidades. Así como promoción personal, las jóvenes por satisfacer el espírtu aventurero o para reunirse con familiares ya emigrados.
Todo ello produce una clara feminización de los flujos migratorios. Y obliga a los varones a ceder el paso a mujeres en todos los ámbitos tal como estipulan los derechos humanos y las constituciones de los países democráticamente avanzados.
Kiko Cabanillas.
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