12 de diciembre de 2014

Una mirada hacia la soberanía alimentaria con Gustavo Duch


Como se define en su blog Gustavo Duch, es padre de Irene y Xavier, veterinario, investigador, escritor y contador trashumante. Para nosotros es mucho más. Hemos tenido la oportunidad de hablar con él y queremos trasladaros la conversación con el objetivo de acercaros a su visión sobre la soberanía alimentaria.





Ecos do Sur: ¿Podrías resumirnos lo qué es la soberanía alimentaria?



Gustavo Duch

Gustavo Duch: Es una posibilidad de que las personas por un lado y los agricultores por otro, puedan decidir conjuntamente cómo llevar a cabo una agricultura suficiente, sana, necesaria, etc. El peso fundamental de la soberanía alimentaria es reconstruir nuestros sistemas agroalimentarios de forma en que la agricultura que se practique, sea una agricultura que dé alimento a la población local, a la vez que se convierta en un medio de vida para quién produce.


Puede parecer un diseño agronómico, pero una vez que te pones a entender lo que significa se convierte en una propuesta muy revolucionaria, porque ataca al sistema agrario actual, que funciona con una única premisa, producir una materia prima para venderla al mejor postor. Construir soberanía alimentaria ataca a este modelo, dando derechos a los consumidores y derechos a los productores.


Por poner un ejemplo ¿Qué queremos, qué en los países del África occidental estén produciendo palma africana, para nosotros con ella, tener combustible para los coches, aún cuando produce pobreza en una zona devastada por el ébola? O por el contrario, ¿pensamos que no necesitamos ese tipo de importaciones y nos vamos a alimentar en una cooperativa de consumo con productores locales?


Ecos do Sur: ¿Por qué se ve amenazada la soberanía alimentaria? ¿Qué consecuencias tiene?



Gustavo Duch: Es importante entender que cuando hablamos de soberanía alimentaria podemos hablar sin diferencias norte-sur. La vulneración de la soberanía alimentaria con políticas capitalistas en las que sólo prima el negocio provocan que el mundo rural de todos los países, esté en una crisis  tremenda; en el que la consecuencia más visible es la pobreza. El 70% de la gente pobre en el mundo, son campesinos. El hambre nace de la vulneración de la soberanía alimentaria, pero a la vez, es que el modelo agroindustrial, tampoco está satisfaciendo a la población con la producción necesaria de alimentos con la que ellos siempre han querido presumir. Por ejemplo, el 70% de los alimentos que compramos vienen del extranjero.

El derecho a alimentarnos, no depende de que en Galicia (por ejemplo) haya buenas cosechas, si no que depende de los precios que marcan en el mercado internacional. Todo estos elementos son los que este modelo industrial nos oculta y nos tapa, pero una vez que buscas la verdad, te das cuenta de que es un modelo muy frágil, porque depende de cosas que no se puede controlar. En definitiva que los riesgos del modelo agroindustrial son mucho mayor que las ventajas.


Ecos do Sur: ¿Consideras que este modelo alimentario causa problemas para la salud?

Gustavo Duch: Eso es indiscutible.



Ecos do Sur: ¿Crees qué podría haber un círculo: enfermedad-alimentación-farmacéuticas, teniendo en cuenta que cada vez más, las farmacéuticas se están introduciendo en la industria agroalimentaria?


Gustavo DuchGustavo Duch: El círculo es muy sencillo, las enfermedades siguen la ruta del capital. Si rastreas las enfermedadades siempre llegas al mismo punto, es el capital el que merma a la población.

La enfermedad de las vacas locas respondía a una necesidad de abaratar la alimentación de las vacas, alimentándolas con resíduos. La gripe A es una peste porcina, y nace cuando las grandes producciones deslocalizan su producción a México para producir más barato, bajan los niveles de control y ahí es cuando se empiezan a ver los primeros brotes.
Otro ejemplo es el ébola. En países del África Occidental, el ansia del capital ha roto su ecosistema (diferentes cultivos, trabajando recolectando los bosques, etc). En 5 años se ha convertido en un monocultivo de palma, provocando que muchas personas se hayan concentrado en pequeños pueblos y viviesen rodeados de palma africana. La palma africana es el nicho ecológico de un murciélago que come esas frutas y es el portador del ébola. Incluso en enfermedades a las que podríamos ver a cierta distancia hoy, si rastreas y tiras del hilo, llegas a que siempre existen intereses económicos que lo han provocado.
No estoy hablando de teorías conspiratorias, nadie ha provocado el ébola conscientemente, sólo digo que el hecho de diseñar la agricultura pensando en aspectos económicos, acaba provocando problemas de salud. Una buena alimentación es el elemento central para una buena salud y quienes nos alimentan no piensan en los alimentos, sino en el negocio.


Ecos do Sur: ¿Cómo crees que amenaza esta seguridad alimentaria, el Tratado que se va a firmar con EEUU?

Gustavo Duch: En primer lugar es un atentado contra la soberanía popular. Si ya hoy, nuestro modelo de gobernanza es un modelo donde hemos perdido soberanía o la hemos delegado...por ejemplo, aquí en Galicia dependéis de lo que digan en Madrid y allí de lo que digan en Bruxelas es complicado entender que la población gallega pueda decidir. El tratado de libre comercio con EEUU haría mucho más grande esa distancia, de alguna manera delegaríamos nuestra gobernanza a las decisiones de las multinacionales de los EEUU. Para mi, ese es el elemento central y sobre todo porque hoy en día, los movimientos sociales están reclamando todo lo contrario.

Si delegamos nuestra soberanía popular a un modelo de libre mercado, con la predominanza de las multinacionales de EEUU, estaremos aceptando comer muchos más transgénicos, carne hormonada, pollos con tratamientos que aquí no están aceptados y además provocaríamos que los pocos agricultores que tenemos se enfrenten a esas multinacionales.
Gustavo Duch

Ecos do Sur: ¿Crees que hay más oportunidades para los movimientos sociales ahora que hace 30 años?

Gustavo Duch: Para mi no es una cuestión de oportunidad, el mundo se reconstruirá de abajo a arriba. Y en ese de abajo a arriba, estamos hablando de los movimientos sociales. No es tanto entender los movimientos sociales como una cuestión externa, sino que hablo de poner el movimiento ciudadano en el centro de una reconstrucción social.


Ecos do Sur: ¿Cuáles podrían ser buenas experiencias o inspiradoras que se estén produciendo en otros lugares del mundo?

Gustavo Duch: Yo creo que el abanico ahora es enorme, se trata de abrir ventanas, tengamos mucho dónde escoger y desarrollar estas creatividades.


El indigenismo en Amércia Latina, los movimientos decrecentistas en Francia y en general en Europa tenemos los nuevos paradigmas de gestión de los bienes comunes…

Pero hay dos planteamientos que son muy inspiradores:

  • Volver la mirada al campo, entendido como la vida en pequeños colectivos, con una participación en la gestión de la vida comunitaria dónde los vecinos se organizaban y a esto no le llamaban asambleas, pero lo eran. Volver la mirada hacia lo campesino, es muy inspirador y nos obliga a desurbanizar nuestras mentes.
  • La era feminista. Si mitad de nuestra mente es urbanita la otra es masculina, malentendida. El cómo vamos a producir más, cómo se gana más dinero, cómo competir más. Nos hemos olvidado los trabajos fundamentales: cuidar las relaciones humanas, cuidar la comida...En el momento que nos desurbanizamos, liberamos la cabeza y volvemos a poner como prioritario lo reproductivo frente a lo productivo.
Y son estas dos miradas, las que rompen y atacan a las entrañas del capitalismo


Ecos do Sur: ¿Cómo podríamos aprovechar la sabiduría de las personas mayores en un entorno urbano para tomar las riendas de nuestra alimentación? ¿Alguna propuesta concreta?



Gustavo Duch: Quiero incidir en el modo de vida que los mayores mantuvieron, en un ejercicio de sostenibilidad, de buenas relaciones, cuidar el territorio, de amor por el territorio, de sentirse parte de la tierra. Creo que ese es el cambio cultural que deberíamos aprender y también recuperar el respeto a este modo de vida. Todas las iniciativas que den valor a esta manera de hacer las cosas, por ejemplo: invitar a los abuelos a que hagan clases magistrales, convertir los abuelos en catedráticos de nuestras escuelas, crear comités de sabios que puedan asesorar a grupos sociales...en definitiva, darle el valor que deberían de tener y recuperar los valores.


Desde aquí no podíamos cerrar esta entrevista sin darte las GRACIAS por todo, Gustavo Duch.

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