Algunas cosas han cambiado desde la última vez que escribimos un post sobre la guerra, la protección internacional a personas en peligro y los Derechos Humanos. Desde entonces, las vías de entrada a Europa se han
asentado como uno de los lugares más peligrosos del mundo. Desde
abril, mes en que se constituía la Rede Galega en Apoio ás Persoas Refuxiadas, y hasta ayer mismo, por estas vías se ha confirmado la muerte de 896 personas y
la desaparición en el mar de otras 1045. De muchas otras nunca
llegaremos siquiera a saber que han desaparecido.
Estos datos están disponibles gracias al proyecto TheMigrants Files, que día a día actualiza la información de las
muertes y desapariciones en la ruta hacia Europa. Así sabemos la historia de un niño de un año murió de hambre en la estación de autobuses de
Adana, en Turquía, tras el periplo heróico de casi 300 km realizado por su
familia desde Alepo. O de las 28 personas bombardeadas en un ataque
aéreo, cerca de la frontera con Turquía. O todos los
casos de pescadores que recogen cadáveres en sus redes. O de la joven afgana de 16 años, solicitante de asilo, encontrada hace unos días asesinada en un bosque cerca de Estocolmo.
Las vías de entrada a Europa son de
los lugares más peligrosos del mundo y en ellas se muere por muchas
causas. Ahogamientos, sí, pero también asesinatos, suicidios,
enfermedades curables, desnutrición, agotamiento, atropellos,
incendios... Esto sucede en Turquía, pero también en Grecia, en
Ceuta y Melilla, en Calais, hasta en Noruega. Las vías de entrada a
Europa, en lugar de ser un camino seguro hacia la libertad, se han
convertido en un embudo criminal, donde no existen pasos seguros y
las personas se ven bloqueadas y empujadas hacia rutas mucho más peligrosas en
las que son víctimas de abusos, violaciones, secuestros, extorsiones, etc.
Lo que hemos visto con la entrada bloqueada por
Turquía, se vuelve a repetir con la vía de Melilla. Melilla es hoy
por hoy el mayor punto de entrada de personas solicitantes de asilo
en España (el 40% de los solicitantes en 2015 entraron por ahí). El
90% de ellos, sirios y palestinos de origen sirio.
Según datos de ACNUR, este año las
solicitudes vía Melilla han descendido a la mitad. Las oficinas de
asilo abiertas en 2015 en el paso de Beni Enzar para facilitar la
solicitud de este derecho a la entrada a España, están cerradas. Desde Ecos do Sur hicimos en el mes de abril varios intentos de contactar con
ellas para conocer la situación, y no pudimos conseguir ni un número
de teléfono. Las cifras de asilo por Melilla son hoy las más bajas
desde que se abrió la vía, en 2014 ¿Qué sucede? Argelia, con
exigencias de visados, y Marruecos, a través de extorsiones, obstaculizan la entrada hacia Melilla por sus territorios. Por lo tanto, tenemos en nuestro país otra vía de
entrada, que podría ser segura, pero que, en estos momentos, y a
efectos prácticos, está cerrada. Se abren entonces otras rutas más
largas y peligrosas: la ya tristemente conocida de Libia, la de
Mauritania o la de Mali.
Recordamos que, además, desde
noviembre de 2015, en que se activó el sistema de reubicación,
hasta hoy, a través de esta fórmula España ha acogido a 126
personas, en su mayoría de Siria e Irak, que entraron a través de Grecia, principalmente, y de Italia. Galicia no ha acogido a ninguno.
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