Las personas inmigrantes inmigrantes tienen serias dificultades para el reconocimiento de los daños a la salud en el trabajo derivados de sus situaciones de irregularidad y precariedad, tanto por la resistencia por parte de los contratadores o entidades aseguradoras, como por el desconocimiento de los propios inmigrantes.
En cuanto a los riesgos laborales de salud, no difieren de los de los trabajadores autóctonos, pero el colectivo inmigrante padece exposiciones más frecuentes e intensas por el acceso mayoritario a puestos menos cualificados y por la necesidad de prolongar las jornadas de trabajo.
Asimismo, poseen un desconocimiento de los derechos de protección y salud en el trabajo, aunque ultimamente se ha experimentado un crecimiento de su actividad reivindicativa a través de los sindicatos.
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