La crisis ha frenado la llegada de inmigrantes en los últimos dos años, dejando nuestro país de ser un receptor mundial. Los flujos de llegada podrán prácticamente desaparecer por completo en el año 2014. La recesión y la ausencia de oportunidades de trabajo desaniman al inmigrante a elegir España como destino.
Ya en 2009, las llegadas de sin papeles descendieron un 46 por ciento con respecto al año anterior y un 80 por ciento en relación a 2006, un año de salida masiva de pateras. Debido a que estos descensos proseguirán de forma continuada, algunos estudios prevén que la recepción quedará en 2014 practicamente en nada, con sólo 3.000 nuevos extranjeros.
Debido al pésimo panorama que los organismos internacionales perfilan para la economía española, y que elimina buena parte del atractivo como foco de acogida, los flujos migratorios se están redireccionando a otras economías ya en recuperación. Así pues, las corrientes de entrada casi desaparecen y la actual crisis económica va a dejar una profunda huella en el fenómeno de la inmigración, afirma un informe de Fedesa, según el cual los flujos probablemente vuelvan a tomar fuerza en el momento de la salida de la crisis.
A estos datos económicos se une la desatención sanitaria que sufren los inmigrantes en buena parte de las autonomías de nuestro país. Lo cual dificulta la permanencia de los "simpapeles" al ver éstos claramente disminuída su calidad de vida.
Kiko Cabanillas.
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