Tras la tragedia de Lampedusa, la UE ha mostrado una ambigua solidaridad con las víctimas de la inmigración clandestina. En la última cumbre no se ha adoptado ninguna medida e incluso se han pospuesto las decisiones al respecto a junio de 2014, una vez pasadas las elecciones europeas. En el consejo europeo, el primer ministro italiano, Enrico Letta, pidió que la inmigración estuviera en el orden del día, pero no hubo políticas ni medidas concretas al respecto.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, recordó que las instituciones europeas "no tienen buques ni aviones, sino que debe contar con los estados miembros". Por su parte, el presidente francés, Francois Hollande, afirmó que "tenemos que actuar con urgencia y anticiparnos", pero los líderes europeos todavía no se han puesto de acuerdo sobre el tipo de soluciones y los países del norte rechazan repartir cargas. Además, subrayó la urgencia que representa Libia: "Debemos ayudar a los vecinos del país en guerra, Libia, Jordania y Turquía para que puedan acoger a los refugiados".
Amnistía Internacional criticó que "ninguna de las medidas mencionadas de la cumbre sirve para prevenir más perdidas de vidas en el Mediterráneo".Y la Confederación Europea de Sindicatos cree que "los resultados de la cumbre han estado vacíos de contenidos en apoyo a la Europa social y no prevén redireccionar las políticas económicas hacia más igualdad, menos pobreza y buenos empleos".
Kiko Cabanillas.
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