La OCDE afirma que cuatro de cada diez inmigrantes extracomunitarios trabajan por debajo de su cualificación profesional. Para obtener el primer permiso de trabajo, paso obligado para obtener el permiso de residencia, hace falta tener una oferta de empleo. Pero no cualquier oferta, sino que se tiene que ajustar a un catálogo de actividades de difícil cobertura. Hay que pedir un certificado negativo del INEM que demuestre que no hay españoles en paro que puedan cubrir ese puesto. Este sistema es discriminatorio para los trabajadores extracomunitarios. No se aplica a los trabajadores españoles ni a los de la UE.
Otro problema lo constituyen las homologaciones de títulos, que resultan muy difíciles por exceso de categoría. Así, muchas personas que provienen del Este de Europa, que han cursado estudios superiores en especialidades que aquí no existen, no consiguen la homologación de sus títulos. Así nos encontramos con licenciadas en Bioquímica por la Universidad de Buenos Aires que siguen trabajando como empleadas de hogar. O con médicas rusas que cuidan personas mayores. O con músicos rusos con estudios superiores que no pueden homologar aquí las especialidades que estudiaron en su país.
La discriminación crea, genera y cronifica el subempleo.
Kiko Cabanillas..