Unos/as cuarenta inmigrantes perdieron el pasado domingo la vida frente a Al Garbuli, a unos 50 kilómetros de Trípoli. Otras 52 personas fueron rescatadas de una pequeña embarcación. El suceso tuvo lugar a unos cuatro kilómetros de la costa de Libia, y fue consecuencia del hacinamiento y del mal estado de la mar. Entre los supervivientes figuran personas procedentes de Camerún, Burkina Faso, Gambia, Mali o Senegal.
Libia vive en una aguda inestabilidad política y una gran falta de seguridad, lo que provoca que el aparatro migratorio carezca de recursos y unidades de vigilancia costera. Y la distancia a Malta o Lampedusa es relativamente corta. Todo ello ha provocado que se haya convertido en la nueva puerta de entrada a Europa y en lo que va de año 22.000 "sin papeles" han llegado a Italia, diez veces más que en el mismo período de 2013. Libia es ahora un popular punto de partida, un auténtico filón para los traficantes.
El ministro de Interior libio, Saleh Mazek, acusó a la UE de no asumir sus responsabilidades y afirmó que miles de subsaharianos "están propagando la enfermedad, el crimen y las droga". "Libia ha pagado el precio. Ahora es turno de Europa", destacó.
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