El reportero Fabrizio Gatti, que se hizo pasar por inmigrante árabe, considera que la isla de Lampedusa merece ser recompensada con el Nobel de la Paz por el modo en que sus habitantes acogen a los inmigrantes que llegan por cientos a sus costas.
Convertido en Bilal -nombre falso- viajó de África a Europa, a través de Senegal, Mali, Niger, Libia, Argelia y por fin la isla de Lampedusa, comprobando sobre el terreno la realidad de la frontera europea que desde 1988 ha contabilizado 19.142 víctimas. Todo ello por el simple hecho de carecer de pasaporte y tener que ponerse en manos de los traficantes.
La Unión Europea, que carece de un proyecto común para decenas de miles de exiliados sirios y que carece de corredores humanitarios, a pesar de ello ha recibido el Nobel de la Paz hace un año.
Sin embargo, Bilal propone conceder el premio citado a la pequeña localidad de Lampedusa, y en su nombre a todos los rescatados y náufragos que en su huida han intentado escapar de las guerras.
Rompamos pues el muro de silencio y con la concesión de este galardón demos a conocer al mundo entero lo que pasa en la frontera meridional de la Unión Europea.
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