El control de los flujos migratorios en su territorio es una preocupación constante de la UE. El espaldarazo definitivo lo dio el Tratado de Amsterdam del 2 de octubre de 1997, que establece que la UE desarrollará una política común de asilo, inmigración y control de las fronteras exteriores basada en la solidaridad entre los estados miembros. Estos coordinarán sus propias políticas y la lucha contra la inmigración ilegal, por lo que difícilmente puede decirse que exista una política verdaderamente comunitaria en materia de inmigración.
La UE prohibe las regularizaciones masivas susceptibles de ocasionar un "efecto llamada", establece acuerdos de readmisión y lucha contra las redes internacionales de trráfico de de emigrantes. Pese a ello, la Comisión reconoce que su política contra la inmigración irregular ha fracasado.
La crisis económica que actualmente azota a Europa también ha influido en el fenómeno migratorio. La UE aconseja a los estados miembros que incrementen las inspecciones en aquellos centros de trabajo con mayor riesgo de contratación de inmigrantes irregulares. Y además incrementa las sanciones a empresarios. Cabe preguntarse la utilidad de estas medidas dentro de una política de inmigración insuficiente.
Kiko Cabanillas.
La crisis económica que actualmente azota a Europa también ha influido en el fenómeno migratorio. La UE aconseja a los estados miembros que incrementen las inspecciones en aquellos centros de trabajo con mayor riesgo de contratación de inmigrantes irregulares. Y además incrementa las sanciones a empresarios. Cabe preguntarse la utilidad de estas medidas dentro de una política de inmigración insuficiente.