La cultura configura la identidad cultural, la singularidad de cada uno, y aporta matices o tintes que vamos asumiendo en un contexto determinado.Una asimilación cultural brusca para adaptarse a los ciudadanos del país de acogida puede causar inseguridades y pérdidas de identidad.
No hay culturas inferiores. Renunciar a los propios aspectos culturales para asimilarnos a otra cultura es empobrecer tanto la cultura de procedencia como la cultura de acogida, pues ambas deben salir enriquecidas en este intercambio, de manera equilibrada.
Lo diverso, la pluralidad, la diferencia, nunca es un factor empobrecedor. Los inmigrantes no tienen que autoimponerse renuncias, sino mostrar sus valores culturales, de forma abierta. Aprovechemos la riqueza multicultural que trae consigo la inmigración y hagámoslo desde una postura respetuosa con lo diferente, sin dejar por ello de enseñar con orgullo nuestra propia cultura, logrando de este modo una correcta integración del extranjero.
Kiko Cabanillas.