La Unión Europea (UE) trata de convertirse en una fortaleza a la que no puedan entrar extranjeros sin permiso previo, pero la presión migratoria no cede en absoluto.
La expulsión ya es llevada a cabo en varios países de la UE, incluída España, pero no pueden ser devueltos todos los inmigrantes irregulares. La norma europea de 2010 dispone que ningún inmigrante pueda ser retenido en centros de refugiados, verdaderas cárceles, más de 18 meses y que una vez expulsado tenga vetada la entrada en la UE por cinco años
.
Además la UE tiene previsto aprobar medidas más restrictivas con "castigos penales" a quienes empleen a irregulares. La nueva normativa está causando un deterioro en los derechos humanos.
Rafael Blasco, exconsejero de Solidaridad y Ciudadanía de la Generalidad Valenciana asegura que los extranjeros "han sido, son y serán un factor de dinamismo incuestionable, tanto para el progresos económico como para el enriquecimiento cultural". Asimismo reclama y apoya a su vez, que se constituya la "Fortaleza Europea" afirmando que "el descontrol del flujo migratorio, sin tener en cuenta el mercado de trabajo, es una bomba de relojería. Hay que venir con un contrato. Así será más fácil trabajar, convivir e integrarse".
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