Sin el reconocimiento de su candidato rival, los islamistas Hermanos Musulmanes se atribuyen un 52% de los votos en las presidenciales egipcias y se alzan con el triunfo.
16 neses después de que la revolución Tahrir derrocara a Hosni Mubarak, "gracias a Dios que ha guiado al pueblo egipcio por el camino de la libertad y la democracia, uniendo a los egipcios para un futuro mejoar", según afirmó el presidente electo Morsi.
La contrarevolución comenzó al día siguiente de la caída de Mubarak cuando, felices y exhaustos, los manifestantes abandonaron Tahrir y confiaron en la promesa democrática de la Junta Militar que reemplazo al rais, y convocó elecciones legislativas -las del pasado otoño- y presidenciales -las actuales- sin que existiera ninguna nueva Constitución democrática.
Los Hermanos Musulmanes capitalizaban en las urnas de las legislativas su prestigio de gente honesta y benefactora de los pobres y los militares se quedan con el control del presupuesto y la cartera de defensa.
Kiko Cabanillas.
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