Todo comenzó en Túnez, donde a la crisis económica del 2008 le sucedieron varias inmolaciones a lo bonzo, manifestaciones, y otras formas de protesta que fueron acalladas por un implacable ejército. Egipto, con avalanchas en el fútbol ante la pasividad de las fuerzas del orden; China, con numerosas manifestaciones sofocadas; Siria e Irán, con expresiones de clamor democrático en los dos últimos años.
El silencio de la Unión Europea y el apoyo de EEUU a los insurrectos caracterizaron a esta revolución laica y democrática. Otra característica novedosa fue la importancia de las redes sociales y en especial las filtraciones de Wikileaks en esta explosión social.
El ímpetu religioso dio paso en estos países a las reivindicaciones democráticas que defienden que los derechos y deberes cívicos van delante de cualquier creencia. En este contexto, es previsible la llegada a España de inmigrantes que encuentran en Europa el lugar al que huir de la represión política y social.
Kiko Cabanillas.
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