Los últimos datos estadísticos hechos públicos desde el INE revelan un claro cambio en las tendencias migratorias de nuestro país.
Desde el año 2008, en que los efectos de la crisis comenzaron a manifestarse con crudeza, en forma de EREs y despidos masivos, se ha constatado una ralentización en el flujo de entrada de extranjeros, exceptuando a los procedentes de Rumanía, Reino Unido y Alemania, a la par que un incremento en los retornos al país de origen.
Al mismo tiempo, la cifra de españoles que deciden emigrar ha subido un 21,9 por ciento en el mismo periodo, un fenómeno que afecta especialmente a la población juvenil, que en España registra la más alta tasa de paro de la Unión Europea. En Suiza el número de españoles se ha incrementado desde el citado año un 6,8 por ciento, en Alemania un 5,9 y en el Reino Unido 16,4 .
En resumidas cuentas, la crisis ha producido un doble efecto: Descenso de la inmigración (y vuelta a los países de origen) y aumento de la emigración de los jóvenes, un sector que en la actualidad cuenta con una amplia formación a la que no se saca partido debido a la coyuntura económica.
Kiko Cabanillas.
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