Comencé a impartir clases de español a inmigrantes en Marín con la monja de Cáritas Sor Elvira. Continué con la ONGD Ecos do Sur hace más de cinco años.
El principal problema que tuve siempre en mi labor didáctica fue los constantes cambios de domicilio del colectivo inmigrante en función del trabajo: Recogida de fresas o uva, en Andalucia.
Pronto descubrí que el idioma es la base para la integración. Además conocí gente tan interesante como el bueno de Ibra, quien llegó a nuestro país escondido en un barco de mercancías.
El principal problema que tuve siempre en mi labor didáctica fue los constantes cambios de domicilio del colectivo inmigrante en función del trabajo: Recogida de fresas o uva, en Andalucia.
Un tema de conversación en las clases fue dónde duermen: Piso compartido entre muchos, albergues, etc. Su situaciuón es muy precaria, por lo que se ven obligados a aceptar trabajos deshecho. Es decir los que no queremos nosotros.
No tienen seguridad laboral ni sanitaria. Recordemos al inmigrante que perdió una mano con una máquina en su trabajo y fue abandonado por su patrón en las proximidades de un hospital.
Pero en todos los casos es fundamental facilitarles la comunicación a través del español. Todo es menos complicado. Y pueden conseguir mejores trabajos. Lograrán además formar parte de nuestra activa sociedad: Trabajo, salud.
Kiko Cabanillas.
Periodista, voluntario de clases de español de Ecos do Sur.
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